jueves, 7 de enero de 2010

idílica yo

Creì que eran los dìas. Creì que al amor flotaba por ahì. Pude empalagar hormigas con esas miradas. No quise pensar màs. Me sentì de quince años otra vez... y no es que haya pasado mucho tiempo de eso, pero se supone que en unos añitos la gente madura y al menos esa clase de cuentos no se los traga. Él se indignò cuando le insinuè que no podìa ser cierto, dijo que por años habìa pensado en mì, porque soy especial. Sòlo quise vivir el momento y escuchar lo que me decìa: que soy muy linda, que estoy hermosa, que no cambio...
Él me besó. Sólo me dejé llevar. Levanté mis brazos para que me quitara la blusa y luego le quité la camisa; seguí sintiendo, no en blanco, en rosa, todo rosa; así veía yo. Hasta que el ruido del plástico nunca removido de un colchón me hizo volver a ser conciente. Él trataba de quitarme los pantalones, por suerte uso skiny y en la pantorrilla se atoran. Pesqué mi pantalón con una mano y lo subí; le dije que tenía frío. Ofreció y por algo para cubrirme pero me reusé; dijo que no me quería presionar.
Al día siguiente vino a verme al mediodía. Era el penúltimo día del año y el último para nosotros. Me pidió que saliera con él pero yo no podía porque iba ir a una fiesta con mi hermana.
El último día que nos veríamos porque llegaría su novia y yo lo dejaba pasar. No quería que todo terminara así, me quería despedir, pero no se pudo. Así pensé que sería y "ya ni modo" la frase que se me quedaría.
Como quisiera ahora que así hubiera pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario